lunes, 5 de octubre de 2015

A LA ESPERA DE LA OSCURIDAD


Ese instante que no se olvida 
Tan vacío devuelto por las sombras 
Tan vacío rechazado por los relojes 
Ese pobre instante adoptado por mi ternura 
Desnudo desnudo de sangre de alas 
Sin ojos para recordad angustias de antaño 
Sin labios para recoger el sumo de las violencias 
Perdidas en el centro de los helados campanarios. 

Ampáralo niña ciega del alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego 
Abrázalo pequeña estatua de terror 
Señálale el mundo convulsionado a tus pies 
A tus pies mueren las golondrinas 
Tiritantes de pavor frente al futuro 
Dile que los suspiros del mar 
Humedecen las únicas palabras 
Por las que vale vivir. 

Pero ese instante sudoroso de nada 
Acurrucado en la cueva del destino 
Sin manos para decir nunca 
Sin manos para regalar mariposas 
A los niños muertos 



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